viernes, 26 de junio de 2009

Sobre la didáctica y las secuencias

Susana Mariño
(aporte al foro "¿Qué es la didáctica de la escritura y cómo renovarla?")
De acuerdo con lo leído en el temario correspondiente a la unidad 3 y con los diferentes aportes a este foro, podría concluir que el significado que estamos dando a didáctica se opone a las “creencias” de las que hablamos en el foro anterior, ya que éstas son estáticas, y la didáctica es dinámica; como lo diría Claudia Alexandra parafraseando el texto, se trata de un “movimiento dialéctico entre teoría y práctica”. Es la teoría sobre cómo se enseña y cómo se aprende, a partir del entendimiento de qué es escribir y de cómo se escribe; es a la vez la aplicación y validación de dicha teoría en el aula y por último es la reflexión para volver nuevamente a la teoría. Según lo que se explica sobre lo que es una secuencia didáctica: “una herramienta para analizar e investigar la práctica pedagógica” (reflexión) que se basa en el conocimiento de lo que es la escritura y cómo debe enseñarse (teoría) y “permite introducir modificaciones en el proceso de enseñanza – aprendizaje.” (replanteamiento de la teoría a partir de la reflexión sobre la práctica), pensaría que efectivamente el trabajo con secuencias didácticas podría ser una de las alternativas para combinar práctica y reflexión.

BIENVENIDA LA RENOVACIÓN.

Amparo Muñoz

Para hablar de lo que entiendo por Didáctica, debo remitirme a diferentes aspectos que comportan este complejo concepto. Si bien es cierto que se trata del arte de enseñar, debo también dar relevancia al proceso de aprendizaje, ya que la didáctica tiene como objeto conceptualizar y reflexionar permanentemente sobre las formas de enseñar para que los sujetos implicados en el proceso aprendan; esto es, el estudiante y el docente, ya que ambos aprenden desde sus miradas y expectativas correspondientes.

La didáctica de la escritura es un tema cotidiano a nivel de los docentes y de las instituciones educativas, pero el ser cotidiano no hace que sea el mejor trabajado, el más reflexionado. Los docentes en muchos casos solamente hacen uso de metodologías ya utilizadas de manera reiterativa y con algunos resultados que para el común de los docentes, estudiantes y padres de familia arroja unos resultados “satisfactorios” en términos de la codificación del lenguaje. Sin embargo, estas prácticas están debilitadas precisamente desde el lente de la didáctica, ya que no se genera la permanente revisión crítica de dichas prácticas, las prácticas quedan allí como hechos únicos y sin posibilidad de ser retomados. Es importante, por lo tanto, reconocer la importancia de la escritura dentro de todos los procesos de aprendizaje, ya que ella es un vehículo de comunicación que permite cristalizar ideas y perpetuarlas en el código. Entonces, la necesidad de revisar las prácticas a la luz de las teorías no solo sobre la disciplina como tal, sino también desde los procesos de desarrollo de las personas, se hace inminente.

Mirado desde aquí, es importante que los docentes, como directos implicados en los procesos de enseñanza, revisemos de manera permanente, crítica y reflexiva las formas de enseñanza que utilizamos y determinemos su pertinencia, su impacto sobre los procesos generales de aprendizaje y desde allí podamos plantear renovaciones que permitan un acercamiento de los estudiantes a una escritura más propia, más auténtica y que reconozca de manera más acertada sus avances y sus propios estilos. Dentro de dichas renovaciones, considero pertinente la secuencia didáctica como herramienta que nos permite mirar la escritura como un proceso en permanente construcción que puede mirarse desde las pequeñas tareas y con unos objetivos y planeación muy concretos; esto es, que los procesos serían un poco más pensados y personales en la medida en que permitirían ver los avances de cada sujeto y ellos podrían también ir haciendo su propio balance desde el principio hasta ver su producto final.

Aquí, tanto los docentes como los estudiantes podrían compartir experiencias de crecimiento personal y académico que propiciarían un reconocimiento de las propias habilidades y un acompañamiento mucho más adecuado a cada una de las situaciones. Este tipo de herramientas , incluso podrían bajar los índices de agresividad y desinterés por el tema de la escritura, porque cada sujeto se sentiría reconocido en su propio proceso y no desde una mirada comparativa y masiva. Pienso que esta podría ser una alternativa interesante a la hora de hacer una renovación didáctica en el campo de la lengua escrita.
Para finalizar, quiero evidenciar la necesidad de replantearnos el concepto mismo de didáctica e ir más allá de la equivocada mirada de sinónimo de práctica, metodología y dinámica, que solemos tener. El conceptualizar, diferenciar y delimitar los términos es la base para el desarrollo de propuestas más sólidas y con resultados más satisfactorios para todos los actores de los procesos de formación en general y de formación en la escritura en particular. universitaria.

Sobre la Didáctica

Lourdes Beltrán


Después de hacer las lecturas sobe la Didáctica de la escritura, he podido ampliar la concepción que tenía de ésta ya que sólo la consideraba como una herramienta donde me apoyaba en algunos teóricos para enseñarla, y me replanteaba algunas prácticas cotidianas que utilizaba al enseñar a escribir a los alumnos . Hoy aprendí que este es el objeto fundamental de la construcción de la didáctica que va más allá de apoyarse en una teoría, su proyección es tal que debe verse reflejada en una praxis reflexiva de las experiencias implementadas en la enseñanza y el aprendizaje de la lectura (pocas veces me replanteé cómo se aprende), donde la interdependencia y transformación sea la constante. Al apropiarnos así de la didáctica de la escritura que cumple con sus funciones comprenderíamos las prácticas ampliando el conocimiento, posibilitando así, la concepción de alternativas y razonamientos que nos permitan orientar la enseñanza y el aprendizaje de la escritura.

La renovación de la didáctica de la escritura es urgente y necesaria, los maestros queremos transformar algunas prácticas, (muchos ya lo han hecho ) pero se presentan situaciones como: no tener el suficiente bagaje teórico, o tenerlo y no llevarlo a la praxis ; o tener el conocimiento teórico, llevarlo a la praxis pero…no hacer una reflexión seria que reoriente y permita formular nuevos criterios y alternativas en la enseñanza y aprendizaje de la escritura.

Las secuencias didácticas si son una alternativa , permiten una reflexión permanente, se implementan dentro de un contexto que responde a las inquietudes y necesidades de los estudiantes, además permite que el maestro aplique el conocimiento que ha ido construyendo a través de su fundamentación teórica, dándole el enfoque que desde mi punto es el cognitivo ya que encierra todos los factores que son necesarios en la adquisición, uso pertinente y conocimiento del lenguaje que se ve reflejado en el mejoramiento de la enseñanza y aprendizaje de la lengua escita, sin desconocer las otras habilidades comunicativas.

jueves, 25 de junio de 2009

LA DIDÁCTICA, COMO DICEN POR AHÍ, ES UN TÉRMINO GASEOSO

Por: Claudia Alexandra Roldán

¿A qué nos referimos cuando hablamos de didáctica? Es interesante observar como Alicia nos va centrando y nos va diciendo bueno y de todo eso que ustedes dicen ¿Qué es la didáctica? Este término es gaseoso, muchos son los interesados en el tema y cada uno habla desde su orilla. Lo que si es cierto para todos, es que la didáctica está relacionada con procesos de enseñanza aprendizaje, es decir que es un proceso de intervención cuya finalidad es proporcionar al estudiante elementos que le permitan enfrentarse a un mundo ininteligible, dinámico y versátil. Es importante señalar que este proceso no es estático sino que por el contrario, la didáctica considera que el aula es el espacio ideal para analizar nuestras prácticas y que su estudio debe revertir en los aspectos teóricos. Así es que, podemos ver un movimiento dialéctico entre teoría y práctica. Estamos asistiendo a un movimiento que invoca la comprensión de la realidad de nuestras prácticas.

¿Es necesaria una renovación de la didáctica de la escritura? Por su puesto, asistimos a una época en la que, cada vez más, se exige un sujeto cualificado ¿Cómo lograrlo? Revisando nuestras prácticas y asumiendo la gran responsabilidad social que tenemos en la sociedad. Es a través de la lectura y la escritura como se accede al conocimiento cultural de las sociedades. Es a través de la lectura y la escritura como se comprende el mundo. Es a través de la lectura y la escritura como se hace partícipe de una sociedad y se exigen sus derechos. Es una apuesta política. Aprender a leer y escribir debe trascender el ámbito escolar sino estaríamos diciendo que se aprende a leer y a escribir para sobrevivir en la escuela.
¿Cómo hacerlo? ¿El trabajo con secuencias didácticas podría ser una de las alternativas para combinar práctica y reflexión? Claro que sí, si estamos hablando que la didáctica de la lengua conjuga la práctica y la teoría. Es un movimiento dialéctico que exige comprender lo que sucede en el aula para fundamentar la práctica. La SD es una unidad básica del registro, análisis e interpretación, es decir proceso complejos de enseñanza aprendizaje en torno a determinados objetivos, contenidos y tareas en los que es posible diferenciar un inicio, un desarrollo y un final (1983 Coll y otros) Esta forma posibilita hacer un análisis de nuestras prácticas y reflexionar sobre ellas; al mismo tiempo que su organización es una opción didáctica para pensarse, repensarse la clase y hacer los ajustes necesarios de acuerdo con los sujetos y contextos. Estamos hablando de un proceso que evoluciona y que permite hacer conciencia del proceso de traspaso de la responsabilidad a los estudiantes. Un proceso que responde a contextos y necesidades particulares.

miércoles, 24 de junio de 2009

Un abrebocas de Jorge Luis Borges

“Empecé a escribir cuando tenía seis o siete años. Trataba de imitar a clásicos españoles como Cervantes. Había compuesto en un inglés muy malo una especie de manual de mitología griega, sin duda plagiado de Lempriére. Esa puede haber sido mi primera incursión literaria. Mi primer cuento fue una historia bastante absurda a la manera de Cervantes, un relato anacrónico llamado La visera fatal. Estas cosas las escribía muy prolijamente en cuadernos escolares. Mi padre nunca interfirió. Quería que yo cometiera mis propios errores, y una vez dijo: "Los hijos educan a sus padres, y no al revés". A los nueve años traduje El príncipe feliz, de Oscar Wilde, que fue publicado en El País, un diario de Buenos Aires. Como la traducción estaba firmada simplemente "Jorge Borges", la gente supuso que era obra de mi padre.Recordar mis primeros años escolares no me produce ningún placer. Para empezar, ingresé a la escuela hasta los nueve años, porque mi padre –como buen anarquista - desconfiaba de todas las empresas estatales. Como yo usaba lentes y llevaba cuello y corbata al estilo de Eton, padecía las burlas y bravuconadas de la mayoría de mis compañeros, que eran aprendices de matones. He olvidado el nombre de la escuela, pero sé que estaba en la calle Thames. Mi padre solía decir que en este país la historia argentina había reemplazado al catecismo, de modo que se esperaba adoración por todo lo que fuera argentino. Por ejemplo, se nos enseñaba historia argentina antes de permitirnos el conocimiento de los muchos países y los muchos siglos que intervinieron en su formación. En cuanto a la redacción en español, me enseñaron a escribir de manera florida: "Aquellos que lucharon por una patria libre, independiente, gloriosa…". Más tarde, en Ginebra, me explicaron que esa forma de escribir carece de sentido y que debía ver las cosas por mis propios ojos. Mi hermana Norah, que nació en 1901, asistió –naturalmente a un colegio de niñas” 3